Dos partidos en 48 horas. Dos derrotas. Dos caminos muy diferentes.
El jueves. Otra vez la famosa crisis post-vacacional, unida a la crisis partido entre semana. Un segundo cuarto para olvidar, 6-19, por la escasa actitud defensiva. Luego, aunque lo intentamos, nos faltó el acierto para volver a entrar en el partido. Lo cierto es que el CB Joventud Mariana, volvió a ser más listo; jugamos al ritmo que nos marcaron. Con todo, lo peor no es el resultado sino la sensación que dimos en la pista, de remar en direcciones opuestas.
El sábado. Otra historia frente al equipo que mejor juega de nuestro grupo, el CB Joan Capo (Felanitx). Tras un primer cuarto sin premio para el esfuerzo realizado, del minuto 10 al 30, jugamos de tú a tú; el tercer cuarto de lo mejor de este año. No obstante, un último cuarto jugado de forma individual y con las piernas fundidas volvió a dejarnos sin opción alguna. Como alguien dijo: “Ojala hubiéramos jugado así el jueves”.
Con todo la mejor definición es del entrenador contrario: “Si tu equipo jugará delante como defiende. No metéis una, veis el aro cuadrado. Es un caso claro de BALONCESTOSIS”.
Lógicamente, el que se quedo a cuadros fui yo. Acudí a la Espasa, que uno es antiguo, y allí me encontré cara a cara con la descripción del mal de mi equipo:
BALONCESTOSIS, síndrome del aro cuadrado. De complicada solución, salvo convencimiento del enfermo. Sus principales síntomas son los siguientes: 0) Yo ya tiro bien. 1) No atención a la mecánica de tiro; 2) Tirar a ver si hay suerte y entra; 3) Por qué entrar a canasta, cuando tirar es menos cansado; 4) Pero si tirar está chupado, que pesado el entrenador con los ejercicios de tiro; 5) El tiro libre, lo tiro como quiero. Soluciones inmediatas, no conocidas. Destino del entrenador afectado, desconocido.
En fin, el diagnóstico es claro, difícilmente disfrutaremos si anotamos 10 de 49, con mención especial al 6 de 35 debajo del aro. Y si al acierto en el tiro, le añadimos el desprecio por la posesión del balón, 32 y 50 pérdidas el jueves y el sábado, ya os contaré.
En lo individual. De todo, desde jugadoras que van creciendo como Lluc y Laura; jugadoras que siempre suman, Irene y María; jugadoras que aparecen un día, Marta el jueves, Cata y Neus el sábado; jugadoras desorientadas, Gabriela, Lucia y Sonia.
El sábado, jugamos nuestro último partido en casa, frente al Sant Llorenç, esperemos que la fase lunar nos sea favorable y todas las jugadoras se comprometan con sus compañeras. La verdad es que me gustará cerrar el año en casa con juego y resultado, hay que refrendar el trabajo de la segunda vuelta.