Sobre el papel, un partido para disfrutar jugando, un partido para ganar confianza, un partido con unas pautas de trabajo muy claras: compromiso en defensa, descaro en ataque, y, en ambos lados del campo, cabeza y trabajando en equipo.
Durante los 20 primeros minutos jugamos descabezadas y por libre en ataque, reviviendo defectos del mes de octubre, noviembre, impropios del último tramo de temporada. Ojo, hablamos de cuestiones tan básicas como el tiro, los pases y sobretodo, jugar las unas para las otras. Eso sí, el equipo no paro de trabajar en defensa, circunstancia que nos permitió seguir en el partido, pese a las casi 30 pérdidas en la primera mitad.
En la segunda mitad enderezamos el rumbo, 17-12, gracias a las jugadoras, que decidieron jugar con unas gotas de sensatez en ataque y con una mejor selección en el tiro y sobretodo a la cabeza del último minuto y medio que nos permitió cerrar el partido.
En fin, no tocaba sufrir, pero sufrimos. No obstante, siempre hay que extraer conclusiones positivas: el compromiso en defensa; sacar el partido anotando 26 tristes puntos; la cabeza en el momento de la verdad a diferencia de la primera vuelta; etcétera.
Con todo, no es menos cierto que, a partir del minuto 32, 19-12, el equipo se relajó y nos complicamos la vida, 22-21, a falta de 90 segundos. Una llamada al orden, un par de cambios, más tres buenas defensas, dieron pie a un buen tiro de Lucia y a un contraataque culminado por Irene.
El próximo sábado, jugamos a las 10 a.m. en Manacor. Un ruego, venid despiertas. Una duda ¿necesitaré tila?