El partido del sábado nos recordó que los tiempos agridulces no se han acabado; la campanada en casa de uno de los cocos del grupo tendrá que esperar al día 10 de marzo en Porreres.

En la ida, en casa, 29-60; el sábado 31-39. Un resultado que refleja la progresión de las chicas, una progresión cimentada por y desde la defensa, si bien, en ataque, no jugamos con calme e inteligencia. El partido se decidió en un par de fases tontas que, en las un par de pérdidas, tras un par de ataques precipitados y solitarios, dieron aire a un Molinar que no esperaba “sudar”.

Las chicas siguieron las indicaciones previas: “Juegan con 8. El objetivo es sacar 4,5 faltas por cuarto, conseguir tiros libres gratis en cada cuarto. Que se cansen. Jugamos rápidas de cabeza y manos”.

La lastimas es que la pizarra lo aguanta todo, si luego anotas 14 de 76, tocado. Y si encima se dan circunstancias no controlables, que no tienen ninguna consideración hacía tus planteamientos, ya que tan sólo fuerzas 5 faltas, cometes 4, lanzas 6 tiros libres, (tuvimos suerte, las otras sólo 4, en todo el partido), cuando normalmente fuerzas 14, cometes 10, lanzas 13, 14 tiros libres por partido, pues tocado y hundido sin derecho al pataleo. Al final, todo lo anterior acentúa tu ulcera de estomago, ya que te vas como un mono a casa, por qué el partido no te ha servido para casi nada, ya que en nuestro juego hay dobles y pasos, faltas, y esa especie en extinción que se llama tiro libre. Con todo, lo que me encorajina, es la falta de respeto al esfuerzo de las chicas, las unas y las otras.

El próximo sábado jugamos en casa contra el CB Andratx, un partido con sabor a revancha, ya que se nos escapo en los últimos minutos. Jugamos a las 17.00 horas del sábado 24. Si podéis, venir a animar a un grupo que comienza a creer en sus capacidades como tal.