Martes 23
Jugamos el partido correspondiente a la oportuna jornada de Navidad, 23 de diciembre, con el CB ZONA 5. No quiero aburriros más de lo habitual; el partido fue una castaña, no estuvimos en ningún momento, no jugamos ni en equipo ni por libre. Eso sí, como siempre, recibimos por todos los lados. ¿Hay alguien más en el país del BALONCESTO?
Estrenamos pareja arbitral y comprobamos que el tema no mejora mucho: “Lo siento, os hemos dado por todo, mis jugadoras se han acostumbrado a no se pita nada”. Entrenador visitante, off the record, al término del partido.
Jueves 25
El entrenador ruega actitud y compromiso a sus jugadoras en una amigable charla, que alguna impertinente, la número 11 para más señas, se ha atrevido a calificar de bronca.
Sábado 27
Otra vez nos quedamos con la miel en los labios.
El juego corrió por nuestra cuenta, un baño de baloncesto sin acierto, contra la enésima propuesta del tentetieso rival, todo bajo la mirada del que nos cobró el mismo número de faltas a ambos equipos.
Con independencia de la tolerancia ante el tentetieso, la culpa no es del cha cha, sino nuestra. Me explico. Si tomamos 65 rebotes, 29 en aro contrario, deberíamos dominar el marcador. Si somos capaces de lanzar 73 tiros de campos, más 16 tiros libres, deberíamos destrozar el marcador. El problema, la falta de anotación. Y, al no anotar, la influencia de otros aspectos, no propios del juego, es mayor.
Si anotamos 32 puntos, con un porcentaje inferior al 18% de tiros de campo, (15/73), no asustamos a nadie. Defendemos, jugamos de cara al balón, trabajamos, pero nos olvidamos de una parte muy importante del juego, el tiro.
Una simple reflexión: Con 40 puntos por partido, nuestro balance, sería de 7-3, no 2-8.
Una lectura positiva: Durantes tres cuartos, dominamos 18-30.
Agradecimientos
A todos los servicios paternos de autobuses, y muy especialmente a los padres de las minis Marta (5), Carla (10) y Aina (17) que doblaron jornada. Y, en modo alguno, le perdieron la cara al partido, sobretodo tras quitarse el susto.