ACB: El Estudiantes remata al proyecto del Real Madrid
MADRID.- Minuto 39 de partido. Con un Estudiantes que ya se sabía vencedor de la eliminatoria, Kambala golpeaba a Felipe Reyes. Esta acción no le hizo tanto daño al jugador madrileño como al madridismo, que se vio impotente para poder contrarrestar la intensidad de su rival. Loncar en ataque, Azofra en la dirección y el bloque en defensa fueron demasiado para un Madrid que dice adiós a la ACB y por ende, a la Euroliga. Los nervios se vivieron desde el primer instante. Ambos conjuntos afrontaron el choque como lo que era, una final, y por eso durante los minutos iniciales se vieron fallos, pérdidas de balón y muchas faltas. En este duelo de sensaciones, ganó Estudiantes, más tranquilo en su tarea de defender, que contrastaba con el exceso de revoluciones blanco. Eran momentos en los que los contendientes jugaron a conocerse, y ningún jugador brilló especialmente. El marcador, un reflejo de la situación.
En el segundo cuarto, un Madrid que jugaba a tirones, remontó, alcanzó a Estudiantes, pero incomprensiblemente cuando hubo hecho lo más complicado volvió a dejarse ir. Esto sucedería más tarde, también durante el tercer período. El Madrid tuvo dos protagonistas. Uno, Bennet; el americano está por encima de los demás, pero le faltó continuidad en su juego, y su recambio, Lucas Victoriano, evidenció esta diferencia. Junto al norteamericano, el griego Fotsis fue el único que se salvó de la quema, el único con la puntería afinada y el único que parecía tener las ideas claras.
Sin embargo, de poco sirvieron sus aportaciones ante el buen posicionamiento de Estudiantes. Los de 'Pepu' también jugaron con garra (de eso no se puede acusar al Madrid), pero además con un punto de serenidad que le hizo manejar los tiempos del partido y controlar mejor los instantes clave del mismo. Nunca se vino abajo cuando el Madrid pisaba el acelerador y nunca perdió la intensidad defensiva que terminó ahogando a su rival.
Y por si el juego colectivo fuera poco, el paso de los minutos fue dejando a la vista la calidad de los estudiantiles. Felipe Reyes no tuvo su día, pero Loncar fue trascendental (máximo anotador del choque) desde la línea de triples cuando su equipo le necesitó, que fue precisamente cuando Brewer, más activo durante la primera parte, fue cediendo protagonismo.
Y capítulo especial para Azofra. Noticia estos días por llevar ya 500 partidos de forma consecutiva en ACB, demostró ante el Madrid que podría alcanzar otros 500. El base dio una clase magistral de saber estar, de control, de frialdad y con su pausa compensó sus carencias físicas. De hecho, fue el mejor en los últimos minutos, en los que se movió a sus anchas entre un Madrid que con más corazón que cabeza buscó un milagro que no se se produjo. Hubiera sido injusto; pasó el mejor.
GABRIEL MORALES
www.elmundo.es
En el segundo cuarto, un Madrid que jugaba a tirones, remontó, alcanzó a Estudiantes, pero incomprensiblemente cuando hubo hecho lo más complicado volvió a dejarse ir. Esto sucedería más tarde, también durante el tercer período. El Madrid tuvo dos protagonistas. Uno, Bennet; el americano está por encima de los demás, pero le faltó continuidad en su juego, y su recambio, Lucas Victoriano, evidenció esta diferencia. Junto al norteamericano, el griego Fotsis fue el único que se salvó de la quema, el único con la puntería afinada y el único que parecía tener las ideas claras.
Sin embargo, de poco sirvieron sus aportaciones ante el buen posicionamiento de Estudiantes. Los de 'Pepu' también jugaron con garra (de eso no se puede acusar al Madrid), pero además con un punto de serenidad que le hizo manejar los tiempos del partido y controlar mejor los instantes clave del mismo. Nunca se vino abajo cuando el Madrid pisaba el acelerador y nunca perdió la intensidad defensiva que terminó ahogando a su rival.
Y por si el juego colectivo fuera poco, el paso de los minutos fue dejando a la vista la calidad de los estudiantiles. Felipe Reyes no tuvo su día, pero Loncar fue trascendental (máximo anotador del choque) desde la línea de triples cuando su equipo le necesitó, que fue precisamente cuando Brewer, más activo durante la primera parte, fue cediendo protagonismo.
Y capítulo especial para Azofra. Noticia estos días por llevar ya 500 partidos de forma consecutiva en ACB, demostró ante el Madrid que podría alcanzar otros 500. El base dio una clase magistral de saber estar, de control, de frialdad y con su pausa compensó sus carencias físicas. De hecho, fue el mejor en los últimos minutos, en los que se movió a sus anchas entre un Madrid que con más corazón que cabeza buscó un milagro que no se se produjo. Hubiera sido injusto; pasó el mejor.
GABRIEL MORALES
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